Mis primeras fotos de artes escénicas las realicé para la Universidad de Málaga haciendo fotos de obras de teatro, esto me ayudó en un principio a controlar la luz en la escena, de ahí, hasta conseguir entender y dominar los códigos complejos de la danza y el flamenco, saber cuándo hay que disparar para conseguir ese momento único, al margen de depurar la técnica debes dejarte llevar por la emoción.
Estoy convencido del potencial estético que tiene el flamenco, de su capacidad de transmitir emociones, de su belleza visual y su riqueza musical, siento pasión por fotografiar este arte universal que forma parte del patrimonio cultural y de nuestra identidad como andaluces.
De la seguiriya a la bulería, o lo que es lo mismo, del dolor a la alegría, así es el cante y el toque flamenco. Espero el momento justo cuando el cante rompe, te pellizca, cuando la emoción te sobrecoge y la guitarra te desgarra o acaricia el alma, esos instantes son los que me gusta fotografiar.
La danza no deja indiferente a nadie, tiene una estructura muy compleja, pero las imágenes que ofrece tiene un gran impacto por su gran belleza. Algunas de estas fotos pertenecen a una exposición que titulé DAS, en ella me centré en el trabajo del Ballet Contemporáneo de San Martín de Buenos Aires y El American Ballet Theatre II. También aparece el Ballet Imperial Ruso ensayando y representando El Lago de los Cisnes.
Al margen de mi trabajo como fotoperiodista, siento la necesidad de contar otras cosas. La colección SILENCE es un proyecto pensado únicamente para soporte digital, habla de la necesidad de parar, respirar, contemplar la vida desde el silencio. Por otra parte, Origen fue la última exposición que realicé, habla del origen de la vida.